ENDOSCOPIA
GASTROSCOPIA
La gastroscopia es una técnica de imagen que permite explorar y visualizar la parte alta del tubo digestivo (esófago, estómago y duodeno), por medio de un tubo flexible llamado endoscopio. Mediante la gastroscopia se puede descubir si existe cualquier lesión, además de permitir la toma de biopsias (muestras de tejido), o realizar tratamientos locales como: extirpación de pólipos, dilatación zonas estrechas, detener hemorragias o extraer un cuerpo extraño.
Esta prueba puede recibir varios nombres como: endoscopia digestiva alta, gastroscopia, videogastroscopia, panendoscopia o esofagogastro-duodenoscopia.
Para la realización de la gastroscopia, el doctor introduce un endoscopio por la garganta del paciente. Este instrumento es una sonda larga y flexible, provisto en su final de una pequeña cámara y de una luz. Así, permite ir viendo todo lo que hay a su paso gracias a la conexión directa con un monitor.
Tu médico te dará instrucciones específicas para la correcta preparación para la endoscopia. En líneas generales, tu médico te indicará lo siguiente:
- Ayuno previo a la endoscopia: Deberás dejar de beber y comer ocho horas antes de la endoscopia para garantizar que el estómago esté vacío durante el procedimiento.
- Dejar de tomar determinados medicamentos. Es posible que debas dejar de tomar cierta medicación anticoagulante los días anteriores a la endoscopia. Los anticoagulantes pueden aumentar el riesgo de sangrado si se realizan algunos procedimientos durante la endoscopia. Si padeces alguna enfermedad crónica, como diabetes, enfermedad cardíaca o presión arterial alta, tu médico te dará instrucciones específicas en relación a tu medicación.
Es habitual realizar una gastroscopia con el fin de estudiar la causa de las molestias abdominales, como dolor, náuseas, dificultad para tragar, acidez, ardor, etc. Además, es el método más eficaz para valorar la causa de hemorragias que tengan su origen en el tubo digestivo superior.
Mediante la gastroscopia también se pueden detectar tumores en estadío precoz.
Tras las exploración, el doctor realizará la extracción de pequeñas muestras de tejido, que posteriormente serán estudiadas al microscopio, donde en laboratorio establecerán la distinción entre lesiones benignas y malignas.
La endoscopia digestiva alta suele prescribirse cuando existen síntomas que hacen sospechar enfermedades que afectan al esófago, estómago y/o duodeno, como por ejemplo:
- Dificultad para tragar.
- Dolor abdominal persistente.
- Pérdida importante de peso sin causa aparente.
- Ardores frecuentes.
- Sangrados digestivos.
No es habitual que ocurran complicaciones, especialmente si el examen es realizado por doctores especializados y con experiencia. Puede producirse una mínima hemorragia en el lugar donde se toma una biopsia, y también existe la posibilidad remota, de que se produzca una perforación. Pero este riesgo es inferior a 1 por mil.
Otro efecto secundario podría ser que el paciente presente una reacción a los medicamentos empleados. En todo caso, consulte con el especialista digestivo si tras realizarse la gastroscopia tiene alguno de estos síntomas:
- Dificultad para respirar
- Fiebre
- Bradicardia
- Dolor de pecho o abdomen
- Sangrados
COLONOSCOPIA
La colonoscopia es una exploración que permite visualizar el colon (intestino grueso) y el recto (parte final del intestino delgado), mediante un tubo flexible con una pequeña cámara, introducido a través del ano. Esta técnica permite el diagnostico de diversas patologías y enfermedades del colon.
El tiempo aproximado de la exploración oscila entre 30 y 60 minutos.
La colonoscopia se realiza en la Sala de Endoscopia, donde el paciente se tumbará en la camilla recostado sobre su lado izquierdo. Para la realización de la exploración se le administrarán analgésicos y sedantes para que no resulte dolorosa.
El instrumento con el que se realiza la prueba se llama colonoscopio. Éste se introduce a través del ano y suavemente se va desplazando, en función de las necesidades, por el intestino grueso e incluso hasta la parte baja del intestino delgado permitiendo ver el revestimiento del colon (intestino grueso) y el recto.
En algunas ocasiones puede ser necesario toma de biposias de la mucosa del colon o de terapéutica endoscópica con resección de pólipos de diferentes tamaños o ablación de lesiones vasculares con gas argón entre otros
Es fundamental vaciar su colon siguiendo la dieta que le indicará su médico, así como tomando la “preparación intestinal” que le recete.
La preparación del intestino para realizar una colonoscopia debe ser óptima.
Un colon mal preparado no podrá ser explorado de forma adecuada, siendo motivo de errores diagnósticos y de molestias para el paciente, causadas por las repeticiones de exploraciones.
Prepararse para esta prueba implica un proceso. Su médico le informará de las pautas a seguir, no obstante, en líneas generales éstas serían algunas a tener en cuenta:
- Necesitará restringir su dieta habitual y tomar la preparación intestinal para limpiar el colon. No debe consumir ningún alimento sólido antes de su colonoscopia, y seguir de forma escrupulosa las indicaciones en cuanto a los tipos de líquidos permitidos.
- También es posible que tenga que cambiar su rutina de medicación si toma fármacos como aspirina, Plavix®, clopidogrel, antiinflamatorios, anticoagulantes, medicamentos para la diabetes, etc.
- Asegúrese de hablar con su médico para averiguar si hubiese alguna instrucción adicional que deba seguir.
- Deberá acudir acompañado el día de la prueba. Se le administrarán medicamentos que le harán sentirse somnoliento durante la prueba, lo que significa que usted no puede conducir tras finalizar.
El propósito de una colonoscopia es ver el interior del colon para detectar pólipos, cánceres, úlceras y otros problemas médicos.
El médico especialista en digestivo podrá recomendar la realización de la colonscopia cuando existan otros síntomas, como por ejemplo:
- Dolor abdominal
- Cambios en las deposiciones o pérdida de peso sin causa aparente.
- Anemia por bajo nivel de hierro (si no se ha encontrado ninguna otra causa).
- Sangre en las heces o heces negras o alquitranosas.
- Seguimiento de una afección detectada previamente, como pólipos o cáncer de colon.
- Enfermedad intestinal inflamatoria (colitis ulcerativa y enfermedad de Crohn).
- Antecedentes familiares de cáncer colorrectal.
Es una prueba bastante sencilla que no suele tener complicaciones, más allá de los gases que produce a posteriori, o del posible malestar y náuseas. No obstante, existe un mínimo riesgo de que se produzca una rotura de la pared del colon o una hemorragia interna que requieren una solución quirúrgica. Aunque las probabilidades son muy bajas.