Patologías digestivas en consulta
Cada día tratamos a pacientes en DIGESTEND con diversidad de dolencias o dudas sobre su salud digestiva. Estas son algunas de las más comunes:
La esteatosis hepática, también se la conoce como “hígado graso”. Como su nombre indica es un proceso donde la grasa se acumula en el hígado. Cursa con un hígado aumentado de tamaño, moteado y blando.
Las personas con obesidad, diabéticas, con colesterol alto, o que consumen excesivo alcohol, o basan su dieta en una ingesta alta en grasas, son más propensas a sufrir de esta enfermedad.
La enfermedad por hígado graso (EHGNA, enfermedad hepática por depósito de grasa no alcohólica) puede ser: esteatosis simple (grasa aislada, que en principio no tiene mal pronóstico) y/o esteatohepatitis (en este caso aparece inflamación y fibrosis progresiva que puede conducir a cirrosis y hepatocarcinoma).
La esteatosis hepática puede controlarse modificando la dieta y con la practica regular de actividad física, siendo fundamental seguir el tratamiento indicado por el médico para evitar complicaciones, como la cirrosis, por ejemplo.
El término estreñimiento hace referencia a la apreciación de cada individuo sobre su hábito intestinal. No es en sí mismo una enfermedad. El estreñimiento ocurre cuando las heces son menos frecuentes, dolorosas o secas y difíciles de evacuar. El estreñimiento comienza cuando el cuerpo absorbe más agua o indica a los alimentos a desplazarse más lentamente por los intestinos.
El estreñimiento es uno de los trastornos digestivos crónicos más frecuentes. Es una trastorno más habitual en personas con vida sedentaria, con una dieta baja en líquidos y fibra (frutas y verduras).
Es importante definir lo que consideramos un tránsito o ritmo intestinal normal, que en nuestro medio oscilaría de un máximo de tres deposiciones al día, o un mínimo de tres deposiciones semanales.
Para evitar caer en el estreñimiento es fundamental que cambiemos ciertos hábitos alimenticios y estilos de vida poco recomendables.
La gastritis es la inflamación de la mucosa interna del estómago (mucosa gástrica). Las causas o factores etiológicos de la gastritis son múltiples, pudiendo agruparse en infecciosos, irritantes químicos, inmunológicos y genéticos.
Existen diversos tipos de gastritis:
Gastritis aguda
- Por Helicobacter pylori u otros gérmenes.
- Toma de medicamentos, como aspirina, anti-inflamatorios o cualquier otro medicamento que pueda irritar al estómago.
- Toma de alimentos irritantes, como alcohol, picantes o comidas muy copiosas, en ocasiones asociadas al consumo de tabaco. Son la causa más frecuente de gastritis aguda.
Gastritis crónica
- Gastritis crónica atrófica tipo A o gastritis autoinmune. Se trata de una enfermedad autoinmune en la que las propias defensas del organismo atacan y destruyen a la pared del estómago. Es poco frecuente.
- Gastritis crónica atrófica tipo B. Debida a la infección por Helicobacter pylori. Es más frecuente.
- Gastritis indeterminada.
Otras formas infrecuentes de gastritis son:
- Gastritis eosinofílica.
- Gastritis linfocitaria.
- Gastritis asociada a la enfermedad de Crohn.
La gastritis, en general, no causa síntomas. Cuando se presentan, varían dependiendo de la causa y pueden consistir en dolor o malestar abdominal, o náuseas o vómitos; en resumen, en problemas que frecuentemente se conocen como indigestión o dispepsia.
En la mayoría de gastritis agudas no se requiere ningún tratamiento concreto, salvo la realización de una dieta que deje el estómago en reposo y evitar los irritantes que hayan contribuido a su desarrollo, como determinados alimentos o medicamentos.
En la gastritis por medicinas o tóxicos puede necesitarse tratamiento con fármacos que reduzcan la producción de ácido por el estómago (omeprazol o similares).
La gastroenteritis aguda (GEA) infecciosa es una patología frecuente y de alto impacto, especialmente en niños menores de cinco años y adultos mayores.
La gastroenteritis aguda consiste en una disminución de la consistencia de las deposiciones o un aumento en el número de las mismas (3 o más en 24 horas), que puede ir acompañada de vómitos, pérdida de apetito, retortijones, malestar en el abdomen y/o fiebre. Su duración suele ser menor a 7 días y para considerarla como aguda, siempre menor de 2 semanas.
La principal causa de GEA son las infecciones entéricas, aunque se pueden considerar otras causas. Suele ser una enfermedad benigna que se autolimita en pocos días. Sin embargo, cuando afecta a niños, ancianos o pacientes inmunodeprimidos puede conllevar complicaciones graves.
El diagnóstico de la gastroenteritis se realiza a partir de la sintomatología del paciente y, si es necesario, se efectúa un cultivo de las heces para conocer el germen causante de la afección. El principal objetivo del tratamiento es la prevención de la deshidratación. Para ello, se deben reponer las sales y minerales perdidos en la diarrea y el vómito mediante la ingesta de líquidos adicionales ricos en sales y azúcar, que pueden ser caseros o adquirirse en farmacias
El Helicobacter pylori (HP) es una bacteria con forma de espiral y posee unos flagelos (como pelos móviles) en uno de los extremos, lo que le confiere movilidad. La infección por Helicobacter pylori (H. pylori) es una infección bacteriana que provoca inflamación del estómago (gastritis), úlcera gastroduodenal y ciertos tipos de cáncer de estómago.
Una vez que se produce la infección gástrica, se desarrolla una respuesta inflamatoria en el estómago, provocando una gastritis crónica. Si usted tiene síntomas de una úlcera péptica, el médico le hará pruebas de sangre, aliento o heces para ver si contiene H. pylori. El mejor tratamiento consistirá en una combinación de antibióticos y medicamentos que reducen el ácido estomacal. Se realizará otra prueba después del tratamiento, para asegurarse de que la infección haya desaparecido.
Las vías de contagio de esta bacteria son variadas. Presente en la saliva, las heces y la placa dental, el contagio de Helicobacter pylori puede producirse entre personas por contacto directo con la saliva, el vómito o la materia fecal (especialmente, cuando la persona portadora no se lava bien las manos tras cada deposición). También puede ocurrir cuando alguien toca un objeto contaminado, y luego se lleva las manos a la boca. Sin embargo, no se conoce exactamente su mecanismo de transmisión.
Un pólipo es una parte de tejido adicional que crece dentro del cuerpo. Los pólipos de colon crecen en el intestino grueso o colon. La mayoría de los pólipos no son peligrosos. Sin embargo, ciertos pólipos pueden convertirse en cancerosos o ya ser cáncer.
Los pólipos varían considerablemente en tamaño; cuanto más grande es el pólipo, mayor es el riesgo de que sea canceroso o de que pueda convertirse en canceroso (es decir, de que sea precanceroso). Los pólipos pueden crecer con o sin un tallo (una pieza delgada de tejido que une el pólipo a la pared intestinal, de modo similar a como el cuello une la cabeza al cuerpo).
Existen dos tipos comunes: pólipo hiperplásico y adenoma. El pólipo hiperplásico no presenta riesgo de cáncer y, por tanto, no es tan significativo. Por otro lado, se cree que el adenoma es el precursor (origen) de la mayoría de los cánceres de colon
«Pólipos serrados» es el término utilizado para describir lesiones epiteliales del colon y recto que demuestran un patrón de «dientes de sierra» de la superficie y epitelio de las criptas.
El pólipo extirpado debe ser analizado por un patólogo. Histológicamente los pólipos adenomatosos pueden mostrar un adenoma benigno, (tubular, tubulovelloso, velloso), un carcinoma in situ o un carcinoma invasor. La extirpación colonoscopica es el tratamiento definitivo para los pacientes con pólipos adenomatosos benignos o pólipos con carcinoma in situ.
El término reflujo gastroesofágico (RGE) describe el paso del contenido del estómago hacia el esófago. En condiciones normales, el contenido gástrico no pasa al esófago, porque el esfínter esofágico inferior actúa como una válvula e impide el paso del alimento. Pero cuando esta barrera muscular se altera o relaja inadecuadamente, el contenido gástrico pasa al esófago, irritando la mucosa y produciendo diferentes síntomas y/o complicaciones.
El síntoma más característico es una sensación de acidez o quemazón en el centro del pecho y que se extiende en dirección al cuello. El diagnóstico se basa en los síntomas y, algunas veces, en las pruebas de pH esofágico.
La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) se diagnostica mediante la clínica (pirosis, regurgitación, etc.), la gastroscopia no es necesaria, y solo se realizará en caso de síntomas de alarma (dificultad para tragar, anemia o pérdida de peso). La pH-metría nos permitiría conocer el tiempo en que el jugo gástrico está en contacto con la mucosa esofágica, y solo se realiza en situaciones puntuales.
El tratamiento consiste en evitar las sustancias que lo provocan (como el alcohol y los alimentos grasos, ácidos el tabaco, etc.) y el consumo de algún fármaco que reduzca el ácido gástrico; sin embargo, si estos métodos no son eficaces, el médico podrá realizar en ocasiones una intervención quirúrgica.